viernes, 24 de noviembre de 2017

Perdón por la ausencia

Buenos días, después de casi un mes, retomo mi blog con mucha fuerza. Estas semanas han sido de recolocación, de volver a encontrarme conmigo misma, de debilidad, de recordarme lo importante, lo que me hace vibrar. Y llevaba días queriendo sentarme y dedicarme un ratito, sin más. 
El otro día leía en un post de mi formadora de lactancia sobre la pirámide de Maslow, que tiene que ver con la fisiología, seguridad, afiliación, reconocimiento y autorrealización. Reconozco que si la base, todo lo que tiene que ver con el descanso, la alimentación, la respiración... flaquea, se puede seguir subiendo al siguiente nivel, pero quizá te cueste más que cuando la base está más completa.

Cuando las cosas más importantes, nuestras opciones vitales se tambalean, tenemos que volver a la respiración profunda, al descanso, me atrevería a decir, al silencio... ¿por qué le tenemos tanto miedo?
Llevándolo a mis acompañamientos, durante estas semanas de reubicación, he tenido diferentes fases que soy capaz de definir claramente. En una primera fase, estaba tan metida en mi "barro" que no era capaz de mirar más allá de mí misma, y necesitaba mi tiempo, desde luego para ir moldeando ese barro en vez de luchar contra él. No puedo acompañar a nadie en estos días. Una segunda fase, de intentar mirar desde fuera, tener en cuenta a las personas que están a mi lado, no vivo sóla, necesito a los demás, se lo digo. Empiezo a mirar más allá, me siento con fuerza para acompañar, porque al salir de mí, darme a otros, hace que mi perspectiva cambie, me empodere para estar con todos mis sentidos alerta. Y una tercera fase, podría decirse, para esponjarme, dejarme llenar de los otros, mirar ese barro inicial, que me dolió pero que ahora lo encuentro sanador.
Y parece que percibo la realidad de otra forma, no en pasivo sino en activo. La vida fluye dentro de mí y sólo puedo estar agradecida por todo lo que me brinda.

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